Isabel

La semana había comenzado con una euforia que me hacía flotar. Ser la novia de Liam, la Dama de Honor de Karen, y la diseñadora secreta del anillo de Isaac, me llenaba de una sensación de que, por fin, mi vida encajaba perfectamente. La intensidad del fin de semana con Liam nos había dejado una sensación de anhelo constante. Estaba viviendo mi propia, y un poco caótica, revolución.

Él y yo habíamos acordado esforzarnos en la relación. A pesar de su trabajo brutal en Pearson & Hardman Associates y el mío en Gleam’s, queríamos que el tiempo juntos fuera una prioridad.

El miércoles por la tarde, Liam me recogió directamente en las oficinas de Gleam’s. Me sentía orgullosa de presentarlo ante mis colegas como "mi novio", aunque él se mantuvo cordial y breve, ansioso por sacarme de allí. Su apremio era palpable, como si temiera que, si nos quedábamos mucho tiempo, alguien descubriría el secreto o le impondría una reunión social.

En el coche, noté que algo había cambiado en él. No est