Liam

Mi semana laboral había transcurrido con la concentración habitual, pero por primera vez en años, esa concentración era una fachada. Detrás de la corbata perfectamente anudada y el tono profesional, mi mente no dejaba de reproducir el fin de semana: el brillo en los ojos de Isabel, la inesperada camaradería con Karen y la sensación de haber dado un salto al vacío, aterrizando en algo suave y real. La palabra "novia" resonaba en mi cabeza, y aunque me aterraba, me hacía sentir ligero.

El contraste era brutal, y sabía que mi burbuja de felicidad controlada se enfrentaría a su prueba de fuego esta noche. Recibí un mensaje de mi padre: "Sofía regresa hoy. Cena en casa a las 8 p.m. Nos vemos."

Sofía, mi hermana menor, había estado dos años en Italia. Ella era el espíritu libre, la única que se atrevió a escapar de la estricta órbita de Manhattan para perseguir el caos de la belleza en el arte. Su regreso significaba que los tres volvíamos a reunirnos, nuestra pequeña, y ahora funciona