Miranda, se enfocó en su trabajo, sus diseños y manejabilidad le dieron un impulso muy importante a la empresa de Antonio y Raquel, ellos que básicamente crecieron solos, cuidaban a Miranda como si fuera su propia hermana, ella se sentía tan feliz por ellos y sus logros que no se dio cuenta que era su propio trabajo.
Cosa que ambos los hacia voltear los ojos ocasionalmente. La veían como una niña inocente del mundo, que debía cuidarse. Raquel siempre la procuraba, y, a cualquiera que le lanzara una mirada que no debería, eran ahuyentados de inmediato.
Antonio siempre las procuraba a ambas, los pretendientes de ambas eran desechados como productos de mala calidad. Llegándose a creer que Miranda ya estaba prometida con él. Raquel se sentía muy emocionada y procuraba ayudarlos a juntarse, pero ambos estaban en las nubes.
Constantemente se frustraba ante los detalles de ella a él y viceversa. Un día ya cansada e irritada entró a la oficina de Miranda. Ella al ver su cara acusatoria, de