Dijo, mientras trataba de recomponerse y controlarse.
No esperaba mucho, pero tampoco contó con que al levantar la vista hacia ella, una clara señal de molestia apareciera en su rostro. Arrojó sus aretes al tocador y se sentó molesta en el taburete cruzando las piernas.
—Y ahora me vas a decir que no puedo salir ¿Cierto?
La miró confundido por su reacción.
—¿No escuchaste? Barbara murió—. Repitió él, tratando de hacerla reaccionar. Ella puso los ojos en blanco, y lo miró como si fuera algo sin importancia. —¿ Y qué? ¿Quieres que llore? ¿O que me arrepienta de pedirte el divorcio por que ella ya no estará en mi camino? No te preocupes, cuando el divorcio este listo, yo me iré de aquí, serás libre de convertir en la gran señora de la casa a quien tu quieras.
Damián se puso de pie y la tomó del brazo furioso. —¡Maldita sea! ¡¿Eres humana acaso?! ¡¿Qué tan indiferente puedes ser con tu propia suegra?! ¡Era mi madre! —Camila lo miró como si fuera un idiota y trató de soltarse, pero