Raquel, la miró dubitativa, pero decidió dejarla por la paz, estaba tan emocionada por ella, que casi quería organizarle un desfile. Pero, de pronto la actitud preocupada de Antonio la regresó de vuelta a la realidad.
—Oye —dijo cambiando radicalmente de actitud, y mirándola firmemente. Señaló la silla tras Miranda y ella confundida se sentó sin palabras. Raquel acercó un taburete y se sentó frente a ella sin quitarle la vista de encima.
—¿Que traen tú y Antonio? —Miranda de repente no entendió, pero unos momentos después sintió el impulso por primera vez de golpearlo como Raquel lo hacía ante sus tonterías. Suspiró profundamente y tomó sus manos fuertemente con las suyas, mientras comenzaba a hablarle con advertencia.
—Esto queda entre nosotros ¿Entendiste? —al ver su seriedad Raquel en silencio asintió efusivamente.
Miranda tranquilamente, explicó parte de la situación, y por un momento se sintió muy avergonzada con Antonio, el tonto de Damián o era muy confiado, o notó su i