Capitulo :Un brindis,dos alianzas y un beso
El restaurante elegido por Nicolás no era lujoso, pero sí cálido y familiar. Cada detalle había sido pensado con esmero: manteles de lino blanco, vajilla elegante sin ser ostentosa, un rincón decorado con flores frescas, iguales a las del juzgado, y un espacio reservado solo para ellos, con vista a un jardín trasero donde el sol de la tarde jugaba entre los árboles.
Al entrar, Anahir sintió un nudo en el estómago. No era una simple reserva, ni un almuerzo improvisado. Todo tenía un aire de pequeño refugio, como si aquel lugar hubiera sido creado solo para ellos, para guardar ese instante en el tiempo. Era imposible no notar que Nicolás había planeado cada detalle con delicadeza, pensando en cada persona presente.
—No te perdés una, ¿eh? —le dijo en voz baja, mientras ambos se quitaban los abrigos, y su mirada no podía evitar recorrer cada rincón embelesada.
—Quería que fuera… especial —contestó él, en voz baja, como si temiera romper el he