Capítulo — Voces en Colonia
Julia amaneció aquella mañana con una energía distinta. El sol que entraba por la ventana de la hacienda bañaba sus sábanas con un resplandor cálido, y por primera vez en semanas no sintió el peso del miedo sobre el pecho, sino una calma serena que casi la sorprendió. El embarazo, aunque inesperado, le estaba dando una fuerza nueva. Era como si cada día que pasaba su cuerpo, su mente y su alma se adaptaran a la idea de que dentro de ella crecía una vida.
Estaba luminosa, renovada, más despierta que nunca. Los días de llanto y silencio todavía aparecían, pero ya no eran dueños absolutos de su ánimo. Ahora podía reírse a veces con Zoe, o intercambiar mensajes tiernos con Lili, o imaginarse cómo sería el rostro de su bebé cuando lo tuviera entre sus brazos.
En unos días tendría su control médico y la ecografía de rutina. Su doctor había sido claro en la última consulta: todo iba perfecto. Mientras cumpliera con el ácido fólico, el hierro y las vitaminas p