Capitulo —La familia
La fiesta había quedado atrás, pero sus ecos aún vibraban en los corazones de todos. En el hotel, cuando la música ya no se escuchaba y las luces se apagaban poco a poco, Nicolás tomó la mano de Anhaír con esa ternura firme que lo caracterizaba. Sus ojos se encontraron, brillando como si en medio de tanta algarabía solo existieran ellos dos.
—Prometo que apenas lleguemos a Uruguay voy a preparar nuestra boda —susurró Nicolás, con la seguridad de un hombre que ya lo había decidido todo—. Nace Martín, y cuando estés lista, te mandás a hacer el vestido. Pero te advierto algo, amor: estos hermanos tuyos no me ganan.
Anhaír soltó esa risa cálida que derretía cualquier dureza.
—Sos un terco… —dijo con dulzura, apoyándose en su pecho—. Pero un terco al que amo como a nadie.
Él la estrechó más fuerte, sintiendo el leve movimiento en su vientre. Se emocionó, bajó la voz hasta que fue apenas un murmullo.
—Es que lo siento aquí, en el corazón. Quiero darte eso, quiero ver e