Capítulo: Hermano en Guardia
Al día siguiente, el sol ya calentaba desde temprano cuando Sandro, fiel a su promesa, esperó que Sol saliera con su bolso de trabajo y el casco en la mano.
—¿Estás lista? —preguntó, abriendo la puerta del auto sin quitarse los lentes oscuros.
—Sí… —respondió Sol, ya un poco resignada a que sus hermanos se habían declarado en "modo vigilancia total".
Durante el trayecto no hablaron mucho. Sol iba revisando mensajes en el celular mientras Sandro mantenía la vista fija en la ruta. Al llegar a la entrada de la obra, Sol se despidió con un beso en la mejilla y una advertencia:
—Sandro, no te bajes. Por favor.
—Não vou descer… ainda. —respondió él con un tono ambiguo. (No me voy a bajar… todavía.)
Ella frunció los labios, pero prefirió no insistir. Caminó con paso firme hacia la entrada, saludando a los obreros y colocándose el casco blanco mientras se perdía entre los pasillos del hotel en construcción.
Desde el auto, Sandro bajó la ventanilla a