Capítulo 12 – Girasoles, Licitaciones y Carnaval
El calor de Río no perdonaba, pero esa mañana se sentía distinto. El cielo estaba despejado, las calles vibraban con los primeros tambores del carnaval, y los nervios en el salón de licitaciones se respiraban como una segunda piel.
Jasmín estaba ahí, impecable, seria, con su carpeta en mano y el cabello recogido en una trenza sencilla. Había sido enviada en representación de su equipo: Bruno y Dante no podían asistir. Una reunión con inversores de alto nivel los había obligado a viajar hasta otro punto de la ciudad.
“Confío en vos, arquitecta”, le había dicho Bruno antes de salir. Y ella, aunque acostumbrada a dirigir equipos y firmar planos, se sentía extrañamente emocionada de estar allí.
El salón era un eco de murmullos, perfumes caros y cafés a medio terminar. El momento de abrir los sobres se acercaba, y cada empresario, cada constructora y estudio presente, tenía los ojos puestos en una sola cosa: el proyecto del Cinco Estrell