CAPÍTULO: Antojos de Amor
La noche había caído sobre la ciudad como una sábana tibia. Los autos seguían su danza de luces en las avenidas, pero en el interior del apartamento de Fabián y Silvia, todo era paz. Acababan de llegar de la ciudad , con la mente agotada por los últimos días intensos. La audiencia, la sentencia, los abrazos contenidos… y ahora, al fin, estaban de regreso en su refugio,su hogar .
Silvia estaba ya de 35 semanas y media, redonda como una luna preciosa, caminando con la dulzura y el cuidado de quien lleva en su vientre un universo entero. Su cuerpo pedía descanso, pero su alma pedía mimos y Fabián era experto en eso.
—Tengo ganas de algo dulce —dijo Silvia, dejándose caer en el sillón con una sonrisa traviesa.
—¿Dulce? —repitió él, quitándose la campera—. No me digas que otra vez… ¿helado?
—¡Sí! Pero quiero chocolate y mora.
Como la última vez que fuimos al parque, ¿te acordás? yo ,dejé un poco en el Freezer .
Fabián rió, apoyándose contra la cocina.