Capítulo: Lo Que Late en el Silencio
El sol comenzaba a bajar, dejando tras de sí un cielo en tonos lavanda y coral que envolvía el jardín como una pintura viva. Las risas infantiles aún flotaban en el aire, mezcladas con la música suave que seguía sonando desde los parlantes escondidos entre los arbustos decorados con luces.
Silvia se sentó al borde de uno de los bancos de madera blancos, con las manos acariciando distraídamente su vientre. Diez semanas. Diez milagrosos, frágiles y esperanzadores latidos de vida. Su vestido de gasa color crema se ajustaba delicadamente sobre su figura, y su cabello castaño, suelto, danzaba con la brisa ligera. Tenía los ojos brillosos, y no solo por la emoción de la fiesta.
Miró hacia el centro del jardín, donde Fabián estaba arrodillado junto a Alma, tratando de arreglarle una de las coronitas que se le había torcido. Brisa, a pocos metros, corría con un vaso de jugo derramando gotas como si sembrara alegría por donde pasaba.
Y Anahir… su amiga