08:20 hs. - Damián.
Me desperté temprano, con un dolor de cabeza infernal y con la espalda dolorida por haber dormido en una mala postura. Me senté en el sofá, dejando caer la manta que me cubría, y miré a mi alrededor; al lado mío, sobre una silla, estaba toda mi ropa bien doblada y se notaba que recién planchada, lo que me hizo caer en cuenta que había dormido en calzoncillos. Sí, ahí, en la casa de mi jefa. No me podía creer que hubiera podido alcanzado tal extremo de ebriedad.
«Ya me disculparé luego como es debido...» pensé mientras buscaba con la mirada a la dueña de la casa.
Mientras me vestía, recordaba todo lo que había pasado el día anterior. Todavía me resultaba difícil creer lo de Clara con Santiago, y me seguía hirviendo la sangre pensar en ello. Tambi&eac