23:15 hs. - Damián.
Ya estaba a punto de terminar la jornada. Barrientos nos había dicho que a las once y media recogiéramos nuestras cosas y nos fuéramos a casa. Por suerte, yo ya había terminado con la parte que me correspondía, y me dediqué a echarle una mano a algunos de los chicos de mi equipo. Muerto de sueño, sí, pero como subjefe de equipo ese era mi deber.
Al final no había sido tan duro todo. Si lo comparaba con lo que había tenido que sufrir las últimas semanas, esas nuevas horas extras quedaban en un juego de niños. Pero, la mejor noticia sin duda alguna, fueron los ánimos que me envió Salomé por teléfono. Poco después de reunirme con Barrientos por lo de Clara, llamé a mi novia y la puse al tanto de mi nuevo horario. Para mi sorpresa, su reacción fue buena. No, buena no, fue genial. No só