13:30 hs. — PERSPECTIVA: Damián.
Creo que en ningún momento fui consciente de todo lo que había llegado a caminar esos días. Entre las casa de Cristian, Laura y Cecilia, fácilmente me había hecho unos 30 kilómetros. Lo que, hablando en plata, mi amigo me había tenido que ir a buscar hasta el mismísimo culo del mundo. Y en su cara se reflejaban las ganas que tenía de cagarse en mis muertos, cosa que terminó haciendo a los pocos segundos.
—Y todavía queda media hora más de viaje, me cago en tus muertos
—Tranquilo —reí, intentando aplacar su ira—. Yo me ducho rápido y bajo.
—Te duchas, te vistes y nos vamos, ¿de acuerdo? Que mientras más tardemos, más fuerte será la torta de Román —decía Lucho mientras quitaba la llave del contacto.
—¿Y por qué no lo llamas? Dile que vas a tardar un poco. Venga, así nos tomamos unas birras.
—¿Unas birras? Me cago en tu puta madre, Damián. Unas birras te metía yo por el culo. Además, tengo el móvil sin batería —añadió tras echar un vistazo rápido en su bo