09:30 hs. - Damián.
—Ey, fantasma, despierta. ¿Quieres un café o no?
—¿Eh? Sí, por favor...
—Vaya cara que traes hoy, Damián... ¿Es por el Barça? Venga, hombre, que siguen primeros de grupo.
—Ya... Tienes razón...
Cristian y Román seguían ladrando a mi lado, pero yo no me enteraba de nada. Después de todo, es lo que pasa cuando solamente duermes tres míseras horas. Todavía me quedaban más de seis de trabajo y yo ya tenía ganas de pegarme un tiro.
—¡Buenos días! Perdón por llegar tarde, pero el autobús se frenó en medio de la carretera por un loco que chocó su moto...
—Ah...
—¿"Ah"? Vaya reacción ante el saludo mañanero de esta belleza —me regañó Cristian.
—¿Eh? Oh... —reaccioné— Disculpa, Clara, pero no pasé la mejor de las noches... ¿Fue grave?
—¡No! Aunque de milagro. El loco logró frenar a tiempo, pero se pegó un buen golpe contra la glorieta. Pudo haber resultado mucho peor...
—Me alegro, pues.
—¿Vieron a Santos por aquí? Necesito entregarle unos papeles que me pidió. Espero que