01:00 hs. - Salomé.
Con la mirada perdida en el techo, el corazón latiéndome a mil por hora y la gata reclamando mi atención lamiéndome la planta de los pies, esperaba tirada en mi cama a que Fernando terminara de ducharse.
Hacía unos 15 minutos que había pronunciado esas palabras que nunca creí que iba a llegar a pronunciar. No recuerdo si la reacción de Fernando había sido la que me esperaba, pero sí me acuerdo que me dio un tierno abrazo y que me dijo: «Sos lo mejor que me pasó en la vida». Acto seguido se levantó, cogió una toalla de mi armario y se fue al baño.
Ahí mismo, tendida boca arriba en la que se suponía iba a ser sólo para mí y para mi novio, las lágrimas me seguían resbalando por la cara. Estaba muy herida. Me sentía quebrada por dentro. Creía que para D