º|º Piero º|º
Llego de nuevo a donde ella está.
—Sam. —Sus ojos azules me perforan, llenos de furia y algo más, algo que me retuerce las tripas. Cierro la puerta tras de mí, el cerrojo resonando como un disparo, y por un segundo, somos solo nosotros. Nadie más. ¿Cuándo empezó todo este caos? ¿Por qué demonios pasó?
Incluso si sé un par de los motivos por los que quieren al Moretti muerto, aún no me convence el deseo de mi padre de que lo haga yo. Es… irracional. Solo debe mover un dedo y cualquier hombre lo hará, pero se empeña en implicarme a mí, ¿por qué demonios?
Me acerco, mis botas crujiendo en el suelo sucio, y me detengo frente a ella. Su respiración es rápida, sus labios entreabiertos, y maldita sea, quiero devorarla. Pero no ahora. No así. Lorenzo y su maldito favor están en mi cabeza, y el dossier de Adriano quema en mi bolsillo. Me agacho, quedando a su altura, y mi mano roza su mejilla herida. Está fría, pero su piel sigue siendo un imán.
—Tendré que dejarte con ellos —dig