Relata Ava:
Entré en nuestra habitación para hacer las maletas, intentando contenerme, no era muy fácil, la garganta ya me dolía, mi cuerpo me dolía, mi corazón me dolía.
— Ava, ¿Qué haces?. — Alex entró y me tomó por un brazo.
— Te ahorro trabajo y tiempo. — Respondí ceñuda, esa era la mejor manera de controlar las lágrimas, mostrándome enojada. Me solté de su agarre para continuar recogiendo mis cosas.
— ¿Qué? ¿Pero qué dices? Yo no quiero nada con esa mujer…
— Por ahora… — Empecé, pero él me interrumpió.
— ¡Ava, por favor!. — Me tomó por los brazos, para verme fijamente a los ojos, con esa penetrante y azul mirada que causaba tanto en mí. — Yo te amo, yo no quiero nada con esa mujer, tienes que creerme.
— Eso dices ahora, como todos los demás, llegará un momento en que terminarás cediendo, siempre pasa así… Entonces, te voy a ahorrar el mal momento de dejarme.
Expliqué intentando sonar tranquila. Esa era mi realidad, eso era lo que había vivido por años. No iba a negar que