Kayla aprieta la mandíbula. No puede creer las palabras tan absurdas que está escuchando. Ella misma entiende que no le hablaría. Aunque sabe que lo que dice es para retarla y hacerla enojar. Y no dudará en defenderse.
—No lo iba a hacer, pero no puedo dejar que te acabes la comida. No sabemos cuántos días estaremos perdidos y es la única que tenemos —Kayla le grita con todas sus fuerzas, esperando que sus palabras surtan efecto en él.
Pero a Hades no le importa lo más mínimo lo que le acaba de decir, o mejor dicho, solo ha dejado que le entre por una oreja y le salga por la otra. No le hara caso a esa mujer. Ella no le da ordenes y el no tiene porque darle explicaciones.
Continúa ignorándola. Gira su rostro porque no le apetece seguir entablar una conversacion con esa pelinegra rabiosa.
Kayla se da cuenta de que ha ignorado sus palabras y eso termina de colmarle la poca paciencia que le quedaba. Sin contener sus impulsos. Lo agarra por el brazo dándole un jalón. Lo que sorprende a