Hades se da cuenta de que Kayla se ha quedado quieta más de lo normal. Es como si hubiera visto un fantasma. Así que decide ir a averiguar qué es lo que sucede. Se desabrocha el cinturón y camina hacia ella.
Está por hablarle para captar su atención. Sin embargo, su vista se mueve hacia afuera. Donde ve la hermosa arena dorada, las palmeras a los costados, la vegetación que se hace más y más extensa entre más mueva su vista. La vista es hermosa; siente cómo se le hace un nudo en la garganta y cómo sus ojos se llenan de lágrimas. Es como si estuviera viendo el paraíso frente a sus ojos.
No obstante, recobra la compostura. Limpia sus ojos e intenta apaciguar la emoción que llena su cuerpo. Voltea a ver de reojo al recordar que Kayla está a su lado con la esperanza de que no lo haya visto. Sí, no sería algo sumamente vergonzoso para él. Ya que los hombres no deben llorar y tienen que demostrar en todo momento la fortaleza que poseen.
Dejando sus ideas de lado. Sale del bote salva