La noche ha caído; Kayla y Hugo se la han pasado muy bien, jugando al voleibol, surfeando y haciendo cada una de las actividades que el crucero les ofrece. Ahora se están preparando para ir al casino y es que sería su primera vez en un lugar así.
Ambos, tomados de la mano, se dirigen hacia ese lugar; al entrar, se encuentran con miles de personas jugando en unas mesas, mientras que otras están sentadas frente a unas máquinas donde presionan un botón y la pantalla comienza a moverse. El ambiente es muy intenso. Se puede oler una fragancia sutil. Que es opacada por el intenso olor a humo de cigarrillos que incluso se puede ver una ligera neblina.
—Oh, el olor es bastante fuerte —agregó Kayla, llevando su mano hasta su nariz.
—Sí lo sé, pero así son estos lugares —mencionó Hugo sin ver a Kayla.
La morena se da cuenta de que su novio está muy emocionado; estaba a punto de decirle que se fueran, pero no quiere arruinar este momento para él, así que intentará soportar ese horrible ol