El cuerpo me siente pesado y no sé si es por los sentimientos, la pesadez, la preocupación o los problemas que tengo encima por culpa de este tipo. Lo cierto es que realmente me siento pesado.
Tomo el bolígrafo de la mano de él y veo a mis amigos, con un gesto le hago entender que todo estará bien y ellos se tranqulizan de inmediato mientras suelto un suspiro.
—De verdad, quieres algo por lo que no has trabajado. —Digo viendo el bolígrafo, no tanto las iniciales A. M. que sólo logra hacerme enojar más —. Sabes, cuando papá se fue de la familia Mena, sólo se llevó una pertenencia consigo. Solía decir que eso era lo único valioso que aprendió a querer en la vida. Lo ayudaba a recordar su pasado mientras le abría el camino al futuro, y sólo me dejó usarlo tres veces porque quería enseñarme a usar el poder verdadero.
—¿Y eso debería importarme? —Pregunta despectivo mientras se inclina ante mí.
—Claro que si, porque esa posesión valiosa tiene una grabadora incluida, y es el bolí