—Disculpame por entrometerme. —Dice el viejo, tomando por sorpresa al joven amo porque el hombre frente a él es la persona más orgullosa que conoce —. No lo ayudaré, de ahora en adelante puedes encargarte de él como quieras. Tampoco te diré quién es. Sólo espero que cuando lo encuentres, entiendas muchas de mis decisiones. Puedes hacer lo que quieras con mi empresa, al final, mi Imperio te pertenece.
—¡Eso no es lo que debería estar diciendo! —Grita Mena perdiendo los papeles.
Impulsada por su instinto protector materno toma al viejo por el cuello de su camisa con la intención de sacarle toda la información que necesita, pero es hábilmente detenida por Gio y se la lleva a la habitación privada para contener sus impulsos. Archer sólo puede respirar profundo, porque al igual que Mena, quiere sacarle la verdad a los golpes si es necesario.
—La verdad es que no te entiendo. —Expresa el joven con gesto derrotado —. Por favor, dime porque no quieres decirme quien es. Al menos dame algo