La puerta de mi habitación es tocada de forma suave, anunciando así la llegada del desayuno de Gio y Mena. En cuanto nos acomodamos para comer, todos dejamos el tema y decidimos disfrutar de nuestro tiempo juntos. Por fortuna, el desayuno me distrae lo suficiente para que no me de otro ataque debido al enojo, además, me siento tan calmado que el buen humor empieza a reemplazar mis malas ideas que llegan con el enojo. Entonces a mi mente llega un plan que puede ayudarme.
—Gio, para terminar el tema antes de que se vayan a trabajar, quiero que investigues todo sobre el viejo huraño de Sebastián de la Rosa. Cualquier cosa que pueda servirme contra él es más que suficiente. Sin embargo, quiero que pongas especial atención en el proyecto en el que están trabajando él y sus asociados, no sé por qué, pero mi intuición me dice que algo turbio debe estar pasando.
—Por supuesto, joven amo, considérelo hecho. ¿Necesita que le traiga un informe completo de lo que hagan ellos, o me permite proc