Solo era un arreglo matrimonial, Adeline, lo sabia, pero aun así se enamoró de su esposo Alistair creyendo qué en algún momento él correspondería sus sentimientos. Todo cambio cuando encontro a su esposo con otra mujer, en la habitación de su propio hogar, eso le destrozó el corazón. No huyó como debió hacerlo porque no tenia adonde ir, pero cuando el enemigo de Alastair. Edmon Leblanc le propone divorciarse y casarse con él, para vengarse de su esposo, ella acepta sin saber lo peligroso que podrían ser los besos de EdmondLeblanc.
Ler maisMi nombre es Adeline Loyd, aunque hoy en día me conocen con el apellido Crown. Adeline Crown.
Debería sentirme feliz o al menos eso es lo que me han dicho, que yo entre miles de mujeres, me case con Alastair Crown, el famoso millonario, que revolucionó la era digital, pero detrás de mi matrimonio, de los lujos y las joyas, esto es una mentira. Desde pequeña, yo siempre supe que era diferente y no exactamente porque me sintiera una extraña en mi cuerpo o algo parecido, sino que las personas a mi alrededor me hacían sentir así. Sobre todo mi padre. Mi padre trabajaba como CEO en una empresa de seguros desde que tengo uso de razón y mi madre, bueno, ella era la amada hija de una prominente familia. Ambos se amaban o eso me cuentan ya qué mi madre falleció cuando yo nací y su muerte selló mi destino. Mi padre me rechazo culpandome por la muerte de mi madre, me dejo al cuidado de varias niñeras qué a lo largo de mi vida se hicieron cargo de mi, pero en cuanto a mi familia, estaba sola. Tuve un medio hermano, aunque yo no me enteré de su existencia hasta cierto día en que él y su madre llegaron a mi casa. Mi padre me había dejado en una vieja casona, con algunos sirvientes qué me atendían y cumplían mis necesidades, pero no eran mi familia. Cuando mi padre y su nueva esposa llegaron a vivir a ese lugar, supe que mi padre había sido desplazado por alguien más joven, alguien quién no solo le había quitado el empleo de sus sueños, sino también su forma de vida, porque aquel joven se trataba de Alastair Crown, quien había adquirido la empresa donde mi padre trabajaba para convertirla en una empresa de ciberseguridad Mi nueva madrastra, Kassandra, no estaba dispuesta a rebajarse a tener un modo de vida diferente al qué ya tenía cuando mi padre era CEO y aunque no sé como lo hizo, un día simplemente llegó con un vestido de bodas de mi talla para obligarme a casarme con ese hombre para que mi padre trabajará para él, en un puesto donde podía ganar lo suficiente para seguir teniendo la vida que vivían. —¡No lo haré!—proteste arrojando el vestido al piso porque el hecho de que estuviera casada con mi padre no le daba ningún derecho a forzarme hacer lo que ella deseaba. —¡Eres una m*****a desagradecida!—vociferó dándome una bofetada qué me hizo tropezar y caer al suelo. —¿Qué diablos sucede aquí?—entro mi padre y enseguida me dirigió una mirada de reproché y luego miró a su mujer y se acercó a ella—¿Hizo algo? Kassandra miró el vestido y mi padre, confundido lo levanto del suelo. —¿Qué es esto?—le cuestiono, pero si tono de voz no era precisamente el de un padre indignado. —Vamos a recuperar nuestra vida, Joseph. El dueño de la compañía dijo que podía devolverte tu empleo siempre y cuando ella se casara con él—dijo señalándome y mi padre arrojó el vestido hacia la cama. —¿No me crees lo suficientemente bueno para conseguir un empleo igual de bueno?—le recriminó mi padre ignorándome por completo y el asunto del vestido. —¿A cuantas personas has llamado, Joseph?—le recordó su esposa con ojos de ira e indignación—¿Quién te ha tendido la mano en este último mes? ¿Acaso quieres que terminemos al tope de deudas si sigues esperando a que alguien voltee a mirarnos? Mi padre no dijo nada, pero giró la cabeza y agachando la mirada, tal vez aceptando las crueles palabras de su odiosa esposa. —¿Por qué ella?—al fin respondió mi padre mirándome y yo fruncir el ceño no solo enfadada sino atónita. —¡No voy a casarme con nadie!—dije con los ojos llenos en lágrimas y por supuesto, con la piel de mi mejilla con un dolor ardiente gracias a mi madrastra. Me levante de mi sitio y caminé hacia la puerta porque no quería seguir escuchándolos. —Si te vas, espero que no vuelvas porque yo no voy a seguir manteniendote—vociferó y yo me quedé paralizada, no siquiera alcance a tocar la perilla de la puerta porque, para mi desgracia, no tenía a nadie más que a mi padre. Por un momento, pensé en la idea de irme sin importar nada, pero hasta el momento yo no sabía hacer nada y si bien mi padre me había ignorado todos estos años, yo había vivido bien sin tener que preocuparme si había o no un techo sobre mi cabeza. Me volví hacia ellos, pero no sin antes limpiarme la cara para que ninguno de los dos viera mis lágrimas. —Ven acá—me ordenó y yo hice lo que dijo. Me acerqué y él simplemente puso el vestido sobre mis manos—vas a casarte. —No puedes estar hablando enserio—proteste extrañada de que me dirigiera la palabra de esa forma, que me ordenará, cuando por mucho tiempo simplemente había decidido ignorarme sin importar cuan mal me sintiera, cual mal estuviera, yo para él no era nada, eso había quedado muy claro para mi. —Si tanto te molesta, vete—dijo señalándome la puerta y al volver la vista vi la expresión de satisfacción de Kassandra—ahora si vas hacer algo bueno después de quitarme a tu madre este sería el momento adecuado. Fue el tono qué voz qué utilizó, el qué me hizo sentir como si fuera una asesina, aunque en realidad no fuese así. Sabía que yo no tenía la culpa, una de mis nanas me lo había dicho, pero aun así dolía porque se suponía qué a pesar de todo él era mi padre y debía protegerme, pero nunca lo había hecho y después de diecinueve años yo seguía esperando inútilmente qué algún día lo hiciera. —Lo haré—me digne a decir no solo porque no tenía otra alternativa, sino porque ya no quería seguir siendo despreciada por mi padre y si esta era la única forma de escapar lo haría sin importarme nada.Me quedé en silencio mientras trataba de formular las palabras correctas ante mi terrible situación y claro, el silencio en el auto era abrumador y que decir de su colonia, la cual estaba encerrada conmigo.Apenas podía concebir qué él y yo estuviéramos en el mismo auto, aunque algunas semanas atrás, cuando estaba idiotizada por Alistair, yo técnicamente maldecida su nombre solo para quedar bien con él.Claro que me sentía sumamente avergonzada de ese pasado, el cual esperaba que él nunca supiera, pero yo sí lo sabía y lo tenía muy en cuenta en ese momento—Tengo un departamento en el cual puedes quedarte hasta que nos casemos—soltó de pronto como si estuviera leyendo mis pensamientos y cuando gire la vista hacia él, claro, instintivamente, me percate de que él mantenía la mirada fija en el camino.—¿Un departamento?— pronuncié sintiéndome, más que nada, aliviada y un tanto desconcertada.—Bueno, si no te molesta quedarte ahí por un tiempo o si lo prefieres puede ir donde gustes siemp
—¡Hey!—bramó Alistair tomándome por el brazo para detener mi andar y al hacerlo el tirante de mi bolso quedo técnicamente colgando cerca de mi muñeca ante el movimiento tan brusco.De pronto estaba mirando a Alistair mientras Edmond me sostenía de la mano. La escena era inaudita, pero al menos, había logrado causar la impresión que deseaba qué Alistair sintiera.—¿Qué diablos te pasa?—vocifero Edmond al ver que Alistair seguía siendo el mismo imbecil insensible. No le había importado qué su acto me hubiese lastimado el hombro de no tener el suficiente cuidado.—¿A mi? ¿Qué pasa con ustedes dos?—nos miro como si no fuéramos más que basura en su camino—¿De pronto son los mejores amigos?¿O es que acaso te gusta recoger mis migajas?Era obvio que Alistair buscaba provocarlo, pero Edmond y yo no teníamos una relación tan fuerte como para que palabras tan hirientes como esa le efactaran, así que solo soltó una pequeña risa mientras soltaba mi mano para acercarse a Alistair y seguramente él
Tenía 10 minutos de retraso, pero a pesar de ello no me preocupe. Alistair odiaba que llegáramos tarde a algún evento, así que en esta última ocasión como su esposa no me importo. Llegue con calma al ayuntamiento y todavía me detuve a preguntar cuál era la oficina a la cual debía acudir, ya que el lugar era enorme y claro, había muchas oficinas en las cuales podía perderme y este día era sumamente especial.Al llegar, vi a mi futuro exesposo parado con su abogado frente a la oficina, con los brazos cruzados y con el ceño fruncido, obviamente molesto por retardo, pero al momento de verme llegar, su mirada viajo por todo mi cuerpo. Mi vestido había tenido el efecto que esperaba, aunque cuando su abogado le hablo para preguntarle si yo era la mujer de la que deseaba separarse, la expresión de asombro desapareció de su rostro.—Bonita hora de llegar—me reclamo con cierto sarcasmo y molestia cuando me aproxime a él—¿Y tu abogado?Mire alrededor y por supuesto no vi a Edmond por ningún lado
Estaba en mi oficina, una habitación que Alistair había destinado para mi uso personal, al principio de nuestro matrimonio había pensado que aquel obsequio era una forma de decir que estaba interesado en mí, pero después de descubrir sus engaños, me di cuenta de que me la había dado para que no tuviera que verme la cara cuando él estaba en casa.Había pasado un día entero desde mi cita con Edmond Leblanc y nadie se había percatado de ello, al menos en casa Y Alistair hasta el momento no había hecho el más mínimo esfuerzo por buscarme, ni siquiera para solucionar el asunto del divorcio.Estaba sentada leyendo una de las tantas revistas que yo misma había comprado, una revista que tenía un artículo sobre Alistair en la que alguna vez me había parecido atractivo, la había comprado porque durante esa entrevista le habían preguntado sobre nuestro matrimonio y él había respondido tantas cosas sobre mí que me parecieron encantadoras, ahora sabia que todas sus palabras eran mentiras. De pron
—Espero que no te ofendas, solo estoy tratando de protegerme, por si hace falta—menciono y entonces comprendí a lo que se estaba refiriendo. Al igual que yo aún desconfiaba de él, Edmond Leblanc tampoco confiaba plenamente en mí, así que solo estaba asegurándose de que después de nuestro supuesto matrimonio no fuese a aprovecharme de la situación y quizás exigirle una buena pensión monetaria.—En lo absoluto—me animé a decir para hacerle saber que bien podía hacerme una entrevista como si este fuese un trabajo al que estuviera aplicando porque lo único que buscaba de Edmond Leblanc era mi ansiada venganza—solo dime donde debo firmar.Edmond frunció un poco el ceño, quizás porque no esperaba mi respuesta sin siquiera leer lo que estaba frente a mí.—Entiendo que no te importe el asunto legal, pero quiero dejar las cosas en claro, además, hay una recompensa para ti cuando todo esto termine— dijo con una amplia sonrisa y por supuesto sus palabras me dejaron atónita.—¿Cómo que una recomp
Edmond me había enviado la ubicación, el día y la hora donde debíamos vernos. Me había arreglado, no más de lo normal para que nadie sospechara de mí, es decir, luego de estar encerrada varios días bebiendo y sin ocuparme de mi higiene personal, seguro alguien se haría preguntas del porqué, de la noche a la mañana, mi tristeza y mi mal humor habían desaparecido y en vez de ello, me sentía motivada y sobre todo, con mucha energía.Había tomado un taxi para que Alistair no supiera de mis movimientos, así fue como llegue a un lujoso club campestre fuera de la ciudad. Aquel lugar no era precisamente un sitio común donde cualquier mortal podía llegar y pagar una membresía, sino que se trataba de un sitio donde los miembros podían acceder únicamente por invitación. Edmond había sido bastante inteligente al invitarme justo en ese lugar, ya que por ser él, miembro del club, Alistair, no había podido entrar.Aún recordaba las palabras de Alistair cuando alguien le mencionaba este sitio. Casi l
Último capítulo