El público enardecía de emoción; Amapola y Marisol fueron ubicadas por Reishel, seleccionando para ellas el lugar adecuado; y en el momento que buscaba el sitio, a Reishel le llama la atención algo muy particular, una señora refinada que destilaba perfume francés, se encontraba algo cerca del escalón dónde ella estaba parada; tenía el cabello teñido de un rojo muy chillón y por la voz, y la compañía (Facundo), identifica qué se trata nada más y nada menos que ¡de Úrsula!.
Reishel se asombra y se pregunta…
…¿Cómo es posible?... Úrsula estaba alardeando… —¡Apúrense que vamos a ver peleando a mi amor!—gritaba aunque con la voz desgastada, mientras Facundo le servía un refresco.
Reishel más asombrada todavía…
…¿Cómo que a mi amor?...¿¡Entonces…están…reconciliados!?
Úrsula insistía con gran entusiasmo….
—¡Vamos arriba arriba mi peleador!
Reishel no pensó; y lo que sintió en ese momento no era posible describir, bajó la mirada al suelo, sentía que algo se movilizó Su ment