Amanece en Canaima…
Mauricio y Reishel abrazados; dormían en intervalos cortos, despertaban, se besaban, se miraban infinito, suspiraban hondo; y se volvían abrazar, cerraban sus ojos, sintiendo su calor corporal, pero la emoción de estar juntos, como si fuera lo normal, era la felicidad; la felicidad que estaba con ellos en ese momento. Todo estaba sucediendo tal como Mauricio lo había soñado.
Stevens y Carolina, también se estaban calentando con sus cuerpos, pero lo que se escuchaba desde las afueras de la carpa, era un dimes y diretes, discutiendo por los mínimos detalles, se disputaron el lado derecho de la carpa, que se lo terminó quedando Carolina, y dentro del saco de dormir, se miraban; Stevens se aprovechó de la cercanía para decirle a la cara todo lo que se le ocurría…y le hablaba como el lobo feroz a Caperucita.
—¡Prima, pero que ojazos tienes!
Ella le respondía…
—¡Enfócate en dormir que hay que pararse temprano!
—¡Uy pero que linda eres!
—¡Deja el fastidio Stevens!
—¡Ah s