Tan pronto como entré a la casa, me apoyé contra la puerta y llevé mi mano a mis labios. Tom fue absolutamente increíble. Mis bragas estaban completamente empapadas. Necesitaba tomar una ducha. Pero antes de salir por la puerta, Otto salió del medio de la nada y encendió la luz.
- ¿Oto? - dije sorprendido. - Me asustaste.
- Porque estabas haciendo algo mal, ¿no?
- ¿Me estás espiando ahora, Otto?
Intenté salir y él me siguió. No entré en mi habitación. Me crucé de brazos y esperé el sermón mirándolo burlonamente.
- ¿Qué dirán los vecinos? Es casi medianoche y te estás besando en el auto de un extraño.
- No me importa lo que digan los demás. Yo lo que más quiero es que se jodan los vecinos.
- Julieta, ¿bebiste?
- Nada... ¿Quieres hacer una prueba? – me burlé.
- Tienes que darte respeto.
- Me entrego... Podría estar teniendo sexo con él ahora mismo... Pero estoy en casa sana y salva. Me acaba de traer.
Mi madre apareció detrás de Otto:
- ¿Qué paso? ¿Por qué estas gritando?
- Juliet estab