Él rió:
- Te lo adverti...
- Me advirtió más tarde que ya había preguntado. Tomé el cuchillo y partí uno de los sándwiches por la mitad. – Me ayudarás con la mitad.
- No realmente... Apenas puedo con uno.
- Sí lo harás.
- Está bien... Yo como. Tengo miedo de lo que puedas hacerme si no como.
Empecé a reír.
- Pero para que yo tome la gaseosa, tendrás que matarme primero...
- Te dejaré de la soda, Nick. Apuesto a que puedo beberlo todo yo solo.
- Y sin embargo sin tener celulitis. – se burló.
- Sí, Mr. Perfect: sin celulitis. ¿Olvidaste que solo tengo 18 años?
- ¿Las chicas de 18 años no tienen celulitis?
- Los demás no sé, pero yo no los tengo. – dije comiendo el sándwich absolutamente perfecto.
Cerré los ojos mientras lo saboreaba. Tomé la otra mitad y dije:
- He cambiado de opinión, me los comeré enteros a los dos.
Volvió a reírse:
- Está bien, aún seguiré dudando de que lo logres.
Cuarenta minutos después, me lo había comido todo y bebido todo el refresco.
- Nunca había visto a una