Miré a Nicolás completamente despeinado y con los brazos enrojecidos. A través de la puerta pude ver a todos parados allí, observando la lamentable escena. Hora de irse. No sería yo quien estaría en medio de esa posible familia. Ya había sido rechazado por mi padre y no dejaría que Nicolás hiciera lo mismo. Mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo al mismo tiempo que mi pierna temblorosa.
- Debe haber un error. - Dijo Nicolás, gesticulando nerviosamente con las manos, mientras caminaba hacia atrás, confundido. – Yo… yo no puedo tener un hijo. Ni siquiera te conozco. Miró a la mujer.
- Me disculpa. – dijo, quitándose los anteojos y apoyándolos en su cabeza. No es a ti a quien estoy buscando.
- Dijiste “el dueño del resort”. - dije asombrado.
- Si no hay otro dueño del Paradise Resort... Me engañaron. - ella dijo.
Miré a Nicolás y sentí que todo se oscurecía y no podía soportar el peso de mi propio cuerpo.
Me desperté sentado en una silla con la cabeza hacia atrás. Vi a Eliete ya