- Buenas noches, Nicolás.
Me dio un beso en la mejilla. Era más fragante que de costumbre.
- Estás linda. Reanudó el cumplido.
- Lo eres más o menos. - Bromeé.
- Más bien perfecto, ¿no? – se burló.
- Convencido.
- ¿Por qué estás aquí solo?
- Lorraine se fue y nunca volvió.
- Tu prima está loca.
- Sí... Completamente.
- ¿Y las chicas?
- No sé si han entrado o no todavía. No vi a ninguno de ellos.
En eso apareció Lorraine.
- ¡Te tomaste media hora! – critiqué cuando la vi volteando sin pretensiones la bolsa.
- Es demasiado pronto. Ella miró el reloj.
- ¿Vamos a entrar? - Yo hablé.
- Tengo un pequeño problema.
- ¿Qué pasa, Lorena?
- Yo... estoy arruinado.
- Pero... Te fuiste de casa con dinero.
- Me fumé unos porros... Y traje unos para después. Ella dijo sin vergüenza.
- ¿Y qué vas a hacer ahora?
- Apuesto a que me lo prestarás.
La miré. Sólo tenía dinero para mi consumo. No trabajaba, dependía de mis padres.
- Te doy el dinero. - dijo Nicolás.
- Nick, sabía que dirías eso... Y puedo pa