Lara
La tensión en el salón es tan fuerte que podría cortarse. Por el momento, hay un silencio extraño, como si todos supieran que está sucediendo algo importante.
Tiemblo, y mi corazón palpita con un ímpetu que amenaza con delatarme. No puedo apartar la mirada de los ojos azules de Killiam, que me estudian, que buscan una respuesta en mí.
Parpadeo varias veces y le evado la mirada. Necesito mantenerme compuesta y ser fuerte. No debo dejar que él me intimide ni darle ningún motivo para sospechar. Aunque me parece que ya lo hace.
—Usted está muy determinado y seguro de que la encontrará, rey Killiam —interviene Arion, relajado y tranquilo, como si disfrutara este momento.
Tonto.
Killiam sonríe y puedo ver la ironía en su rostro.
—Por supuesto que lo estoy —le responde—. Y créame, no descansaré hasta dar con ella y llevarla a casa. —Hay un breve silencio incómodo antes de que añada—: Pero gracias por su preocupación y por preguntarme por mi luna. También, gracias por esta invitación. Pa