En la oscuridad del poder, las balas no distinguen entre inocentes y culpables.

La invitación al caos

El club Moretti, a las afueras de Milán, no se parecía en nada a los lugares de lujo a los que Valentina había visto entrar a Luca. Era más discreto, con un aire casi clandestino: fachada anodina, luces tenues en el exterior y un portero que apenas levantaba la vista cuando alguien entraba. Pero una vez adentro, el ambiente cambiaba radicalmente. Música grave, copas caras en las manos de empresarios de sonrisa falsa, mujeres con vestidos ajustados y hombres con relojes que costaban más que un departamento en la ciudad.

Valentina ajustó el paso, incómoda bajo la mirada insistente de varios invitados. Luca caminaba a su lado, impecable en su traje oscuro, con ese porte que no necesitaba decir nada para imponerse. No la había invitado, exactamente: la había arrastrado consigo.

-- No pienso quedarme aquí toda la noche -- dijo Valentina en voz baja, mientras subían las escaleras hacia el s