Benavides permanece sin saber que responder, hasta que la misma Rebecca le da una solución:
—¿Emilio le pidió que viniera a verme?
—Sí, sí, justamente vine a verte, Rebecca. —contesta Benavides, titubeante.
—Bien, pase adelante. —le cede el paso al médico— pero Emilio, donde está, dijo que iba a verlo.
—Sí, así fue. ¿Me regalas un vaso con agua, por favor?
—Claro, ya se lo busco.
Al ver que Rebecca se interna hacia la cocina, Benavides le envía un mensaje a Emilio, informándole la situación incomoda en la que está. Rápidamente recibe respuesta de éste donde le pide cubrirlo con la chica.
Rebecca regresa con la bandeja y el vaso con agua.
—Tenga —le ofrece a su médico.
Benavides toma el agua con lentitud, mientras se ingenia una respuesta convincente que no lo obligue a mentir.
—¿Me preguntaste por Emilio, no? —Rebecca asiente.— Fue a verme y luego dijo que iría al banco a resolver un asunto de un préstamo o algo así.
Rebecca se sorprende con la respuesta del médico.