—Puedes irte, ya sabes bastante de defensa y… eres de las mejores guerreras que conocí. Te puse provisiones, herramientas y… armas. Podrás hacerlo y…
—¡Gracias! –comenté para tirarme a sus brazos y envolverlo con fuerza. Busqué sus labios y lo besé, no por gratitud, sino porque añoraba hacerlo. Él me apartó con cuidado y bajó la vista.
—Capitan, llegó el nuevo pelotón –comentó un soldado y el asintió.
—Voy enseguida –comentó y me observó –No lo hagas por…
—No lo hago por nada. Siento… la necesidad de besarte Zane–comenté con sinceridad y el me sonrió.
—Tengo algo para ti. Se que odias los regalos pero… —comentó y de su bolsillo, sacó un collar precioso.
—Es hermoso –comenté con los ojos llenos de lágrimas y lo abracé con fuerza, él me devolvió el abrazo y nos observamos con lágrimas en los ojos.
—Suerte… —murmuró y me aparté. Sonreí con tristeza, pero cuando estaba caminando algo me detuvo. Su mano sostuvo la mía con fuerza, me giró para pegar sus labios con los míos.
Cerré los ojos