Suspiro era la…en realidad ya había perdido la cuenta, el hecho es que ya le habían llegado demasiadas cajas de chocolate de San Valentín
A su oficina
Pero que descaro, pensó para sus adentros
Todos en la oficina sabian que estaba casado, que estaba enamorado hasta las patas, aunque le doliera en el orgullo, lo sabian. Sabian que tenía un hijo el cual era su orgullo, que tenía una pequeña rubia que le derretia con su sonrisa y a dos pequeños bebes que apenas comenzaban a caminar.
Y aun así le llegaban chocolates de San Valentín
¡Ni siquiera le gustaba el chocolate!
Su tic nervioso lo delataba
Una leve risilla delato que alguien estaba tras él, situación que le hizo sonreír de medio lado
¿Qu&eacu