Cuarenta

—Me gusta toda la comida de mi país, dejaré que se informe y me sorprenda.

—Será un placer Violet, créame que daré lo mejor de mí, como estaría dispuesto hacerlo para …

—Es por Salomé —repitió ella, antes de que él dijera algo.

—Sí, por supuesto, por Salomé —replicó él recordando esa excusa.

Ella se retiró, caminó hasta la entrada, donde estaba Mariska con Salomé en brazos.

Ignacio la había seguido con su mirada y realizó una llamada a Liana, después de que se imaginó el modo en que seguramente Zaid la miraría.

Salomé extendió sus brazos, no pareció darle importancia a la partida de su madre.

Violet suspiró cuando esperaba que al alejarse, Salomé llorara, su corazón sufrió una decepción al darse cuenta de que Salomé le decía adiós con su mano, que se despedía de ella, sin hacer un berrinche o pucheros.

Violet se despidió con la mano y subió, empezó a conducir y llamó a Zaid, quien le dijo que se dirigía a la clínica, después de esa llamada, Violet llamó a Michael, para agregar ideas a
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