Cincuenta y uno.

—Ok, pero repito, no quiero recibir las ganancias de su esfuerzo, como lo mencioné, quiero que se abra un fondo para Salomé.

Mariska dijo que lo hablaría con Violet. Ignacio se despidió de Salomé y se quedó con las ganas de llamarla, le pidió a Richard ir a asegurarse de los castigos para Tobías y Fermina.

Esa mañana, después de haber terminado con Mariska y lo que Violet pedía, Ignacio no pudo cumplir con su trabajo, decidió visitar a su padre a quien encontró bien, pero que no pudo contarle nada, para no preocuparlo, no supo explicarle la ausencia de Violet y Salomé, dijo una mentira piadosa, se había quedado más de lo normal ese día.

Violet se la había pasado todo el día trabajando, logrando así un gran avance, solo faltaba la confección de sus diseños, la modelo, que sería pan comido para la capacidad de Ignacio y la manera en que tenía acostumbrados a sus empleados a laborar.

Fermina, por su parte, decidió cumplir su servicio comunitario en dos escuelas donde pretendía enseñar de
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