Mundo de ficçãoIniciar sessãoNick no había dormido en cuarenta y ocho horas. Los documentos se apilaban sobre el escritorio de su oficina en casa como evidencia de una obsesión que bordeaba lo patológico: registros bancarios, transcripciones legales, fotografías granuladas impresas desde archivos digitales que su investigador privado había desenterrado de bases de datos europeas. Cada página confirmaba lo que el resultado de ADN había gritado en silencio durante su recepción de bodas.
Dante Santana existía. Y no era fantasma ni mentira.
—Necesitas descansar —dijo Michaela desde el umbral, su voz suave pero firme.
Llevaba una de sus camisas, los botones apenas conteniendo su vientre de cinco meses. El embarazo la había vuelto más hermosa de







