Capitulo 39. La Primera Directriz de la Esposa
La nueva tregua, construida sobre el frágil andamiaje de la mentira del "sacramento", duró exactamente doce horas. Doce horas en las que Alessandro se permitió respirar, creyendo que había contenido la rebelión, que había canalizado la peligrosa inteligencia de Isabela hacia una causa común. Doce horas en las que Isabela estudió el tablero de ajedrez, no como un peón, sino como la jugadora que secretamente controlaba la pieza más poderosa.
Se encontraron en la sala de control a la mañana siguiente. El ambiente era profesional, casi cordial. Un espejismo de alianza. Estaban analizando los movimientos de Bellini, pero habían llegado a un punto muerto.
—Ha movido una cantidad significativa de liquidez a través de un fondo de cobertura fantasma en las Islas Vírgenes Británicas —dijo Alessandro, su voz tensa por la frustración mientras señalaba un punto en el mapa de transacciones—. Es su caja chica para operaciones negras. Si podemos congelarla, lo dejamos ciego y sin fondos para su próxi