Leo la vio bajar del coche con el semblante oscurecido, pero la detuvo de un brazo antes de que llegara a la casa.
—¡Oye! Espera… espera —Mía se soltó con brusquedad y él solo se puso delante de ella para que no pudiera avanzar, pero no la tocó—. Sabes que no puedes transmitirle todo eso a Liam, quédate aquí, un momento, solo un momento. Cálmate.Mía cerró los ojos. Sabía que tenía razón, no podía llegar enojada y proyectarlo cerca de su bebé, él no tenía la culpa de sus frustraciones. Enredó los dedos en los mechones mojados de su cabello y respiró profundo.Cuando estaba a punto de convertirse de nuevo en una persona razonable escuchó a Leo preguntar:—¿Puedes decirme qué pasó en el puerto? ¿Eso quiere decir que ya no te vas a casar con él?