El sonido del cartero dejando correspondencia en el buzón no solía llamar la atención de Marco, pero aquel día, una carta sin remitente lo inquietó. La tomó con cuidado y la abrió mientras Tao preparaba café en la cocina. Lo que leyó lo dejó frío: una amenaza velada acompañada de detalles sobre su paradero actual, información que nadie debería tener.
"Sé quién eres y dónde estás. Si no quieres que todos lo sepan, estarás dispuesto a pagar un precio. Nos encontraremos pronto."
Marco arrugó la carta con fuerza. El pasado que tanto había intentado enterrar estaba, una vez más, acechándolo. Miró hacia la cocina, donde Tao tarareaba una melodía mientras servía las tazas. No podía preoc