43. Un monstruo sin alma
43. Un monstruo sin alma
Un silencio sepulcral le siguió a las palabras de Knox. Aiden lo miró y parpadeó varias veces sin poder creer lo que había escuchado.
—¿Nova y Nikki? —preguntó casi en un hilo de voz. La garganta de Aiden de repente se sintió seca.
Knox asintió.
—Creo que será mejor que me lleve a los niños —intervino Zaria—. Tomando a Luke entre sus brazos y la mano de Leila.
La pequeña protestó un poco al ser separada de su hermano, pero bastó una mirada seria de Zaria para tranquilizarla. Ella consentía a sus tres hijos pequeños tanto como podía, pero también les había enseñado que debían obedecer y respetar sin chistar.
—Deberías estar presente —dijo Knox antes de que dejara la sala.
—Le pediré a la niñera que se haga cargo de los niños y vuelvo—respondió. Zaria también quería saber de Nova y de Nikki. Había pasado tanto tiempo, tantos años. Que solo podía hacer una idea de cómo era la pequeña nieta de su marido.
El silencio volvió a adueñarse de la sala. Padre e hijo se e