Mundo ficciónIniciar sesiónLeonardo llevaba dos noches sin dormir. Sus hombres habían rastreado terminales de buses, estaciones, aeropuertos; incluso habían peinado el pueblo donde Caroline había pasado semanas. Ni una pista; Mariano se había asegurado de que nadie hablara, todos los querían en esa Montaña y hacer creer a esos hombres que la mujer que buscaban solo había aparecido para la feria del pueblo había sido fácil.
Leonardo estaba muy lejos de ser el hombre que podía controlar todo, algo dentro de sí, le decía que tal vez esta vez la partida de Caroline iba a ser definitiva. La prensa lo buscaba, los socios empezaban a murmurar, y él no tenía respuestas. Estaba en su despacho, con las cortinas cerradas y una fila de teléfonos encendidos sobre la mesa, esperando respuestas de una búsqueda infructuosa, cuando el abogado personal entró sin avisar. - “Señor, esto acaba de llegar”, dijo el abogado, dejando un sobre oficial sobre






