Soledad, mi amor, despierta. Aitiana te necesita, no puedes abandonarla ahora cuando más necesita de tu amor y cariño. ¿Te olvidas que se lo prometiste a Marita cuidar de ella?
Ahora no puedes rendirte, lucha, mi amor, saca fuerzas de donde no las tengas, pero lucha, vamos, mi amor despierta. Esteban tenía su mano abrazada con las suyas y la besaba mientras le hablaba dulcemente y las lágrimas caían en las manos de ambos.
Entra Horacio con el neurocirujano para explicarle que ya no había nada más que hacer porque Soledad no iba a despertar. Pero con la escena que tiene frente a sus ojos, Horacio le toma el brazo a su colega y le hace señas de que no diga nada.
Esteban está derrotado, abatido, sabe que ya pasó el tiempo y que ella no reaccionó, aunque no lo diga, lo siente.
Al verlos entrar y que ninguno se animara a decir algo, se derrumbó, se tira sobre Soledad a llorar y le reclama.
- No, tú me prometiste envejecer juntos, que siempre estarías para mí, no me puedes dejar, su llanto