Todo cayó, todo murió

—Bien, oh. Hemos esperado tanto este momento… —dijo Jack aun con el libro en sus pálidas manos, buscando algo más en el Libro de los Misterios.

Pude zafarme de las manos de la vampiresa y corrí a lado de Uriel, él estaba débil pero seguía de pie. Ellos no me detuvieron, simplemente Jack estaba poniendo el Libro del Ángel Raziel encima del de Enoc en el atril, justo como se pondría un dirigente de la orquesta sinfónica, y cuando estuve a lado de Uriel no podía llamarlo como era llamado verdaderamente, era como si me hubiera olvidado de cómo pronunciarlo o algo en lo que me impidiera llamarlo, así que simplemente tomé sus manos, que se estaban heladas, sus ojos azules me veían, aunque estaba palideciendo todo él seguía siendo lo más hermoso de este lugar.

— ¿Estás bien? —Pregunté, vaya idiotez.

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