88. El enfrentamiento.
La entrada estaba silenciosa, demasiado silenciosa para una casa tan grande. Shaya avanzó por el pasillo principal, escuchando el eco de sus propios pasos. Las paredes blancas y los cuadros elegantes no lograban ocultar la sensación claustrofóbica del lugar.
Claudia estaba en el salón, de pie. Sola.
Con una copa de vino en la mano.
La miró como quien observa algo incómodo pero esperado.
—Vaya, vaya… —dijo con una sonrisa torcida —Si no es la valiente esposa de Eryx. Qué sorpresa verte en estas condiciones. Pensé que estabas intern…
—Tú fuiste —La voz de Shaya la cortó como un filo.
Claudia parpadeó, apenas un segundo. Luego sonrió como si le hiciera gracia.
—¿Yo? ¿Qué dices? —Shaya dio un paso más. Sus manos temblaban, pero su voz no.
—Te metiste con mi hijo —La sonrisa de Claudia se borró de golpe. Y la máscara cayó.
Lo vio. Lo sintió. Era la primera vez que veía a Claudia sin su fachada elegante, sin su pose calculada.
Eran dos mujeres frente a frente.
Una con veneno, la otra con fu