86. la furia de un padre
—Dime quién fue —preguntó Santiago. Christian inhaló.
—Fue Claudia —dijo Christian.
Como si le hubieran arrancado el aire. Como si le hubieran hundido un cuchillo en el pecho.
Santiago se quedó helado, la respiración cortada. El corazón destrozado.
—No… —susurró —Claudia no… No puede… —Pero claro qué podía, él lo supo de inmediato.
En el fondo, siempre lo supo. Sólo había decidido no verla.
—Lo hizo —confirmó Christian —Y quiso culparte a ti. Planeó todo para que pareciera que tú estabas detrás —Santiago llevó una mano a su rostro, sus ojos ardían.
—Dios mío… ¿Qué he permitido? —susurró — ¿Cuánto tiempo estuve ciego…? –Christian, del otro lado, respiró hondo.
—Ren lo confirmó. Y Eryx está desatado buscándolo, te aconsejo que desaparezcas por un tiempo hasta que aclaremos todo. Si no, te van a destruir —dijo Christian. Pero Santiago ya no escuchaba.
Sólo veía una cosa, el rostro pequeño del hijo de Shaya.
El rostro de la mujer que él también había amado una vez, y la sigue a