Me cuesta respirar. Es como si todo el oxígeno del mundo se hubiera evaporado justo en este instante, cuando mi cuerpo se rinde, temblando, desbordado por las sensaciones que me despierta el orgasmo, convirtiéndome en estado líquido.
No sé qué me pasa. No sé si estoy llorando, riendo o simplemente desesperada por el fuego que me quema mientras intento respirar con normalidad. Siento cada pulso arderme en la piel, en la garganta, en los labios y en medio de mis piernas.
La humedad que hay ahí, es descomunal. Se siente como si me hubiera… como si me hubiera orinado encima. No es algo que hice, pero estoy empapada, siento el charco en medio de mis piernas y no me avergüenza.
Soy una marioneta movida por cada arremetida que me da, pero realmente no quiero que pare. Se siente demasiado bien lo que me hace. Trato de sostenerme, le entierro las uñas en sus hombros anchos. Grito.
Yo grito y él gruñe contra mis labios. Y lo siento. Maximilian tiembla sin dejar de besarme. Gruñe como best